
SIENA
ITALIA, 1730
ilagro Eucarístico de
En la Basílica de San Francisco,
en Siena, se conservan intactas
desde hace 276 años,
223 hostias. El Arzobispo
Tiberio Borghese hizo guardar
por diez años algunas hostias
no consagradas en una caja
de lata sellada. La Comisión
científica asignada para abrir
la caja, encontró gusanos y
fragmentos podridos.
El hecho va contra la ley física
y biológica. El científico
Enrico Medi, afirmó: “Esta
intervención directa de Dios es
el Milagro […], en el sentido
estricto de la palabra, realizado
y mantenido así, por siglos
milagrosamente para dar
testimonio de la realidad de
Cristo en la Eucaristía”.
ntre los documentos más importantes que
describen el Prodigio existe una memoria
escrita por un cierto Macchi en el año 1730,
en el que cuenta que el 14 de agosto de 1730,
algunos ladrones lograron entrar en la iglesia de
San Francisco, en Siena, para extraer la píside con
351 Partículas consagradas. Luego de tres días, el
17 de agosto, fueron encontradas intactas las
351 Hostias en la cajita de limosnas del Santuario de
Santa María en Provegnano, en medio del polvo.
Todo el pueblo se reunió para festejar el hallazgo de
las santas Hostias, las cuales fueron restituidas inme-
diatamente en medio de una solemne procesión a la
iglesia de San Francisco. A pesar del paso de los años,
las Partículas no sufrieron ninguna alteración. En
varias ocasiones, ilustres personajes examinaron las
Hostias con varios instrumentos y las conclusiones
fueron siempre las mismas: “las sagradas Partículas
se encuentran aún frescas, intactas, físicamente
incorruptas, químicamente puras y no presentan
ningún principio de corrupción”. En 1914, el
Papa San Pío X autorizó la realización de un
examen en el que participaron numerosos profesores
de bromatología, higiene, química y farmacéutica.
Entre estos se encontraba el famoso profesor Siro
Grimaldi. La conclusión final del informe decía:
“las Santas Partículas de Siena son un clásico ejemplo
de la perfecta conservación de partículas de pan
ázimo consagradas en el año 1730, y constituyen
un fenómeno singular, palpitante de actualidad
que invierte las leyes naturales de la conservación de
la materia orgánica. […] Es extraño, sorprendente,
es anormal: las leyes de la naturaleza se han
invertido, el vidrio se ha convertido en la sede de
hongos, el pan ázimo, en cambio, ha sido más
refractario que el cristal. […] Es un hecho único,
consagrado a los anales de la ciencia”. En 1922 se
realizaron otros análisis, en ocasión del traslado de
las Partículas a un cilindro de puro cristal de roca;
y luego, en 1950 y en 1951. El Papa Juan Pablo II,
durante la visita pastoral a la ciudad de Siena, el
14 de septiembre de 1980, se expresó así, estando
delante de las Hostias prodigiosas: “!es la Presencia!”.
El Milagro permanente de las Santísimas Partículas
se custodian en la capilla Piccolomini en los meses
de verano y, en la capilla Martinozzi, en los meses
invernales. Son muchas las iniciativas de parte de los
ciudadanos de Siena en honor a las Santas Hostias:
el homenaje de los barrios, el obsequio de los niños
de la primera Comunión, las procesiones solemnes
en la fiesta del Corpus Domini, el septenario
Eucarístico del fin del mes de septiembre, la jornada
de adoración eucarística cada 17 del mes en recuerdo
del hallazgo sucedido el 17 de agosto de 1730.
E
Su Santidad Juan Pablo II:
Siena, 1980. En adoración ante
las Hostias del Milagro
Interior de la Basílica
Basílica de San Francisco, Siena
Detalle de una pintura: representa las Hostias del Milagro
en Santa María in Provenzano
© 2006, Edizioni San Clemente
Las Sagradas Partículas en
el Ostensorio procesional.
Las Sagradas Hostias de Siena
Se realizaron 14 reconocimientos para verificar el estado de las
Partículas, la más cualificada fue ordenada por San Pío X en 1914,
en presencia de numerosos científicos
Esta pintura del maestro Stefano di Giovanni, llamado el Sassetta
(1392-1450), se conserva en Inglaterra en el Bowes Museum en
Barnard Castle. Representa la escena de otro Milagro Eucarístico
que ocurrió en los alrededores de Siena, en el monasterio carmelita.
En la pintura está representado un monje carmelita que asaltado
por ciertas dudas a cerca de la real presencia de Jesús en el
SS. Sacramento, luego de haber comulgado fue liberado del demonio.